Boletín UNAM-DGCS-672
Ciudad Universitaria.14:30 hs. 19 de noviembre de 2014
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2014_672.html
Ciudad Universitaria.14:30 hs. 19 de noviembre de 2014
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2014_672.html
• Se trata de Gian Carlo Delgado Ramos, del CEIICH, quien dijo que por ser una distinción que reconoce su trayectoria académica, es también un galardón para la Universidad
• Al ser el hilo conductor el tema ambiental y sus implicaciones sociales, el joven académico se enfrenta a una problemática intrínsecamente interdisciplinaria
Gian Carlo Delgado Ramos, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, obtuvo el Premio de Investigación 2014, en el área de Ciencias Sociales, que otorga la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
El galardón, instituido en 1961, es considerado el más importante que concede la organización y favorece a investigadores que no hayan cumplido 40 años de edad, en el caso de los hombres, y que realicen estudios de frontera.
Al respecto, Delgado Ramos señaló que por ser una distinción que reconoce su trayectoria académica, también es para el CEIICH y la Universidad Nacional, donde “he hecho el grueso de mi trabajo y recibido todo el apoyo”.
Esto corrobora la fortaleza que tiene la UNAM para instruir investigadores. “Me formé en el Colegio de Ciencias Humanidades plantel Sur y en la Facultad de Economía, y ahora me sumo a esta casa de estudios en otro orden completamente distinto, como investigador. Estoy contentísimo”.
El integrante del Programa “Ciudad, gestión, territorio y ambiente”, del CEIICH, explicó que desarrolla tres líneas de estudio, que se relacionan entre sí. Por un lado, el análisis del metabolismo socioeconómico o de los patrones de consumo que tenemos y, por otro, los problemas de acceso, gestión y usufructo asociados a esos recursos, vistos desde lo que se denomina ecología política.
Ambas líneas tienen sus vertientes específicas del aspecto urbano, lo que ha permitido analizar cómo las metrópolis tienen ciertos perfiles metabólicos, de dónde provienen sus recursos y si su obtención genera o puede derivar en conflictos como, por ejemplo, el caso del agua o los residuos en la ciudad de México.
El tercer eje de su trabajo se refiere al avance e implicaciones socioambientales y legales de las nuevas tecnologías, en especial de las nanociencias y la nanotecnología. Esta línea se vincula con las anteriores en lo referente al potencial de la ciencia y la tecnología en la solución de problemas a escala urbana o local, aunque también para prevenir riesgos indeseables.
Al respecto, organiza “Nanomex. Encuentro Internacional e Interdisciplinario en Nanociencias y Nanotecnología”, y edita la revista “Mundo Nano”, donde el lector tiene un acercamiento al tema desde la mirada de las ciencias naturales, sociales y exactas; las ingenierías y las humanidades. Ambos esfuerzos se llevan a cabo desde 2008, en alianza con el Centro de Nanociencias y Nanotecnología y el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, ambos de la UNAM.
Al ser el hilo conductor el tema ambiental y sus implicaciones sociales, el joven se enfrenta a una problemática intrínsecamente interdisciplinaria: no hay manera de enfrentar los retos actuales y futuros sin saber algo de ecología, biología, ciencias ambientales, economía y política, es decir, desde nociones propias de los campos híbridos del conocimiento.
Para él, los problemas socioambientales no se pueden mirar de manera integral desde otra perspectiva que no sea la propia de los sistemas complejos. “Compartimos el planeta y para cuidarlo se requiere una gestión colectiva de los bienes comunes y de la participación social, de la construcción de ciudadanía y la coproducción de conocimientos; que la gente comprenda los problemas, haga suyas las soluciones y sepa que en conjunto se pueden atender”.
Asimismo, recordó que uno de los grandes retos de la humanidad es precisamente ése, el ambiental, porque sin condiciones adecuadas es difícil imaginar la continuación de la vida. Si las trayectorias de cambio climático, erosión del suelo y afectación en los ciclos biogeoquímicos siguen las actuales tendencias, no habrá un futuro para la vida como la conocemos. Tal es su importancia, que “se trata de uno de los límites que se reconoce para el propio sistema de producción actual”.
Lo anterior es relevante para cuestiones urbanas, espacios que más consumen recursos. La superficie construida en el planeta es de alrededor de dos por ciento de la superficie no congelada, y ese pequeño porcentaje subordina al restante 98 para abastecer recursos o desechar sus residuos.
Para contribuir al avance de este tema en el país “comenzamos a empujar una discusión amplia sobre los retos de la ciudad en el siglo XXI, con el apoyo de la presidencia del Senado de la República. De ese modo, del 4 al 8 de mayo próximos, con expertos nacionales y extranjeros y con 11 temas –como gobernanza y economía urbana, uso del suelo y gestión del territorio, metabolismo y ecología política urbana, y ciudadanía, entre otros–, se presentarán diversos trabajos con el objeto de plantear balances y soluciones específicas.
El esfuerzo servirá para que los legisladores estén informados y tengan mejores herramientas encaminadas a la implementación de políticas públicas y toma de decisiones; ello sobre la base de hacer al conocimiento científico útil en la práctica, es decir, en la solución de problemas concretos.
Por ahora, las acciones emprendidas para tratar la cuestión socioambiental, climática y urbana no han sido suficientes. “A los intereses económicos de por medio se suma que en muchos países la política se entiende como política de gobierno y no como pública, en la que las personas sientan que son parte de la solución, una que sea ambientalmente flexible y socialmente más justa”.
Finalmente, dijo que la ciudad se debe transformar con la gente, hacer estrategias no sólo de “arriba hacia abajo”, sino de “abajo hacia arriba”, y plantear el uso del suelo y los proyectos de infraestructura con una visión más integral que trascienda las nociones meramente técnicas.
El galardón, instituido en 1961, es considerado el más importante que concede la organización y favorece a investigadores que no hayan cumplido 40 años de edad, en el caso de los hombres, y que realicen estudios de frontera.
Al respecto, Delgado Ramos señaló que por ser una distinción que reconoce su trayectoria académica, también es para el CEIICH y la Universidad Nacional, donde “he hecho el grueso de mi trabajo y recibido todo el apoyo”.
Esto corrobora la fortaleza que tiene la UNAM para instruir investigadores. “Me formé en el Colegio de Ciencias Humanidades plantel Sur y en la Facultad de Economía, y ahora me sumo a esta casa de estudios en otro orden completamente distinto, como investigador. Estoy contentísimo”.
El integrante del Programa “Ciudad, gestión, territorio y ambiente”, del CEIICH, explicó que desarrolla tres líneas de estudio, que se relacionan entre sí. Por un lado, el análisis del metabolismo socioeconómico o de los patrones de consumo que tenemos y, por otro, los problemas de acceso, gestión y usufructo asociados a esos recursos, vistos desde lo que se denomina ecología política.
Ambas líneas tienen sus vertientes específicas del aspecto urbano, lo que ha permitido analizar cómo las metrópolis tienen ciertos perfiles metabólicos, de dónde provienen sus recursos y si su obtención genera o puede derivar en conflictos como, por ejemplo, el caso del agua o los residuos en la ciudad de México.
El tercer eje de su trabajo se refiere al avance e implicaciones socioambientales y legales de las nuevas tecnologías, en especial de las nanociencias y la nanotecnología. Esta línea se vincula con las anteriores en lo referente al potencial de la ciencia y la tecnología en la solución de problemas a escala urbana o local, aunque también para prevenir riesgos indeseables.
Al respecto, organiza “Nanomex. Encuentro Internacional e Interdisciplinario en Nanociencias y Nanotecnología”, y edita la revista “Mundo Nano”, donde el lector tiene un acercamiento al tema desde la mirada de las ciencias naturales, sociales y exactas; las ingenierías y las humanidades. Ambos esfuerzos se llevan a cabo desde 2008, en alianza con el Centro de Nanociencias y Nanotecnología y el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, ambos de la UNAM.
Al ser el hilo conductor el tema ambiental y sus implicaciones sociales, el joven se enfrenta a una problemática intrínsecamente interdisciplinaria: no hay manera de enfrentar los retos actuales y futuros sin saber algo de ecología, biología, ciencias ambientales, economía y política, es decir, desde nociones propias de los campos híbridos del conocimiento.
Para él, los problemas socioambientales no se pueden mirar de manera integral desde otra perspectiva que no sea la propia de los sistemas complejos. “Compartimos el planeta y para cuidarlo se requiere una gestión colectiva de los bienes comunes y de la participación social, de la construcción de ciudadanía y la coproducción de conocimientos; que la gente comprenda los problemas, haga suyas las soluciones y sepa que en conjunto se pueden atender”.
Asimismo, recordó que uno de los grandes retos de la humanidad es precisamente ése, el ambiental, porque sin condiciones adecuadas es difícil imaginar la continuación de la vida. Si las trayectorias de cambio climático, erosión del suelo y afectación en los ciclos biogeoquímicos siguen las actuales tendencias, no habrá un futuro para la vida como la conocemos. Tal es su importancia, que “se trata de uno de los límites que se reconoce para el propio sistema de producción actual”.
Lo anterior es relevante para cuestiones urbanas, espacios que más consumen recursos. La superficie construida en el planeta es de alrededor de dos por ciento de la superficie no congelada, y ese pequeño porcentaje subordina al restante 98 para abastecer recursos o desechar sus residuos.
Para contribuir al avance de este tema en el país “comenzamos a empujar una discusión amplia sobre los retos de la ciudad en el siglo XXI, con el apoyo de la presidencia del Senado de la República. De ese modo, del 4 al 8 de mayo próximos, con expertos nacionales y extranjeros y con 11 temas –como gobernanza y economía urbana, uso del suelo y gestión del territorio, metabolismo y ecología política urbana, y ciudadanía, entre otros–, se presentarán diversos trabajos con el objeto de plantear balances y soluciones específicas.
El esfuerzo servirá para que los legisladores estén informados y tengan mejores herramientas encaminadas a la implementación de políticas públicas y toma de decisiones; ello sobre la base de hacer al conocimiento científico útil en la práctica, es decir, en la solución de problemas concretos.
Por ahora, las acciones emprendidas para tratar la cuestión socioambiental, climática y urbana no han sido suficientes. “A los intereses económicos de por medio se suma que en muchos países la política se entiende como política de gobierno y no como pública, en la que las personas sientan que son parte de la solución, una que sea ambientalmente flexible y socialmente más justa”.
Finalmente, dijo que la ciudad se debe transformar con la gente, hacer estrategias no sólo de “arriba hacia abajo”, sino de “abajo hacia arriba”, y plantear el uso del suelo y los proyectos de infraestructura con una visión más integral que trascienda las nociones meramente técnicas.