22.8.07

Falta un programa nacional de nanotecnología: Delgado Ramos


MARIANA NORANDI (periodista)
La Jornada. México, 22 de agosto de 2007.

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* En materia salud, se satisface a unos pocos, expone científico de red latinoamericana


* Importante, determinar cómo se distribuye el riesgo de estas tecnologías y cómo se socializan los beneficios ante las necesidades del país, afirma investigador de la
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En México no existe un programa nacional de nanotecnología, expresó Gian Carlo Delgado Ramos, investigador del programa El Mundo en el Siglo XXI, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante la mesa redonda Nano-biotecnologías, negocios implicaciones y riesgos, realizada en la Torre II de Humanidades, el especialista afirmó que la nanociencia y la nanotecnología en nuestro país se encuentran en un estado incipiente y, en el grueso de los casos, forma parte de esquemas de cooperación particulares de bajo o nulo impacto en el encadenamiento productivo endógeno. "No existe una agenda de investigación nacional vinculada con las necesidades nacionales ni regulación alguna al respecto".

Agregó que la UNAM en México ocupa el lugar 70 de productividad de publicaciones en nanociencias y nanotecnología en el mundo, y hasta 2005, en el país se registraba públicamente una sola patente que había llegado al mercado: la de pintura anti-graffiti desarrollada por la UNAM y concesionada a Comex.

Por otro lado, señaló, que urge el establecimiento de grupos especializados de trabajo que se adentren en el estudio, la evaluación y el debate público sobre las implicaciones sociales, éticas, ambientales y legales que implican estas nuevas tecnologías. "Es importante determinar cómo se distribuye el riesgo de esta tecnologías y cómo se socializan los beneficios" ante las necesidades nacionales.

Por su parte, Julio Muñoz Rubio, doctor en filosofía de la ciencia e investigador del CEIICH, hizo un llamado a democratizar la ciencia por medio de un nuevo modelo educativo, para involucrar a la población en las decisiones que se toman en los ámbitos tecnológico y científico.

"La ciencia ha desarrollado la expertocracia, es decir, la cultura del experto, con la cual, el conocimiento científico se ha vuelto incomprensible, para todo aquel ajeno a la comunidad científica".

Agregó que en la era de la tecnología y el mundo científico "incomprensible" el ser humano cada vez está más desvalorizado. "La gente no entiende qué es la nano y la biotecnología, y éstas no están respondiendo a las necesidades reales de la humanidad, sino a los intereses de las trasnacionales" precisó.

Brechas de desigualdad

En tanto, Guillermo Foladori, miembro de la coordinación de la Red Latinoamericana de Nanotecnología y Sociedad, planteó los riesgos de estas nuevas tecnologías en el campo de la salud. Dijo que refuerzan enfoques reduccionistas de la medicina, abren brechas de desigualdad, tienden a la individualización del tratamiento médico e inclusive pueden desplazar del mercado laboral a mucha gente.

Dijo que en el campo de la salud se invierte mucho dinero en esas tecnologías para, finalmente, satisfacer a una parte muy pequeña de la población.

"Que estas tecnologías sean buenas, no significa que desde el punto de vista de la humanidad, y en especial de los países en vía de desarrollo, sea una ventaja. Habría, pues, que discutir sobre qué beneficios traería a la humanidad si el dinero que se invierte en nanomedicina, fuera destinado a otras necesidades de la medicina".

Paulo Roberto Martins, del Instituto de Investigaciones Tecnológicas de Brasil, dijo que las nuevas tecnologías aplicadas a biocombustibles, han demostrado en Brasil que no favorecen a un desarrollo sustentable de la agricultura y que son mayores los costos ambientales de estos agronegocios que el verdadero beneficio económico. Añadió que el auge de biocomustibles en Brasil beneficia a las trasnacionales y, sin embargo, a muy pocas empresas familiares y, por tanto, hay que analizar los riesgos de estas nuevas tecnologías que, además, en el desarrollo de biocombustibles ya han empezado a invadir zonas amazónicas.

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