Investigador titular C adscrito al Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores de México (nivel III, CONAHCYT); miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias; rapporteur del Multidisciplinary Expert Scientific Advisory Group del GEO-7 (PNUMA); integrante del Comité del PRONACES Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad del CONAHCYT y parte del Consejo Ejecutivo de la Red Mexicana de Científicos por el Clima.
26.7.07
Cuidado peligra el acuífero Guaraní
29 de Julio del 2007
Hedelberto López Blanch
Semanario Financiero, Comercial y Turístico de Cuba
La lucha por el control del agua está en marcha, y desde la década de 1990, Estados Unidos y el Banco Mundial han ido creando condiciones para adueñarse del mayor acuífero de América Latina: el Guaraní
Muchos expertos auguran que dentro de pocos años las guerras se desatarán en el mundo por el control del agua debido a la contaminación y a la escasez de las fuentes, aunque ya desde la década de 1990, Estados Unidos y el Banco Mundial han ido creando condiciones para adueñarse del mayor acuífero de América Latina: el Guaraní.
Esta fabulosa fuente subterránea se extiende a lo largo de 1 194 000 Km2 entre las cuencas de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay, y su volumen se calcula en 55 000 Km3 (cada Km3 es igual a mil millones de litros) que con una explotación adecuada podría abastecer a 720 millones de personas a razón de 300 litros diarios por habitante. Nuevos estudios indican que la dimensión del Guaraní es mucho más grande al prolongarse por la región sur y el oeste del continente.
De la suma total, 839 000 km2 corresponden a Brasil, 226 000 a Argentina, 71 700 a Paraguay y 59 000 a Uruguay.
Su ubicación, en una región de alta biodiversidad, permitirá en el futuro que pese a los cambios climáticos y la reubicación espacial de las precipitaciones, sus fuentes continuarán abasteciéndose por las copiosas lluvias, lo cual lo convierten en una zona estratégica local, regional y mundial.
La región comprendida por el Acuífero posee unos 15 000 000 de habitantes. En Brasil, más de 300 ciudades son abastecidas total o parcialmente por el Guaraní, entre estas, 6 000 000 de personas en Sao Paulo.
En Paraguay, existen unos 200 pozos que abastecen a poblaciones de la región oriental. Uruguay cuenta con unos 135 pozos y Argentina, solo utiliza seis en la provincia de Entre Ríos.
Esta fuente subterránea toma más valor cuando se conoce que el 70 % de la tierra está cubierta por agua salada y solo el 2,4 % potable. De estas, el 70 % se utiliza en la agricultura, el 20 % en la industria y el 10 % al consumo humano. La contaminación de las aguas incide en que más de 5 000 000 de personas mueran anualmente por enfermedades vinculadas a su falta de calidad.
Además, unos 1 100 millones de habitantes no tienen acceso al agua y 2 200 millones viven sin condiciones sanitarias. Para 2050 se estima una población mundial de 8 900 millones con una demanda superior al 60 % de la actual, mientras que el 85 % de sus fuentes se encuentran donde habita el 12 % de la población.
Ante estas realidades, Estados Unidos y el Banco Mundial se lanzan a tratar de controlar esas fuentes fundamentales para la economía y la vida.
Durante el IV Foro Mundial del Agua celebrado en Ciudad de México en marzo de 2006, el entonces presidente del BM, Paul Wolfowitz, emitió un documento denominado Espejismo en el Agua, donde expresaba que el Banco Mundial solo facilitaría préstamos para servicios de agua con la condición de que dicho servicio se privatice.
El texto, que fue descalificado por los asistentes, indicaba que el país que se negara a acatar las decisiones vería recortados los créditos para otras inversiones en el sector público.
Los países de la región abrieron sus puertas al Banco Mundial en 1997 cuando las universidades de Santa Fe y Buenos Aires, la de Uruguay y varias de Brasil pasaron los derechos de investigación al Banco Mundial.
Más tarde, en noviembre de 2001, ese organismo por medio de una de sus instituciones especializadas, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés) comenzó a financiar la investigación y los trabajos para lograr el “desarrollo sustentable” del Acuífero.
Hace casi cuatro años, en noviembre de 2003, en Montevideo se reunieron los integrantes del MERCOSUR con el BM y se firmó el Proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní. El GEF garantizó para el financiamiento 13,4 millones de dólares aportados por Estados Unidos.
La Organización de Estados Americanos y la Unidad para el Desarrollo Sostenible (OEA-USDE) actuarán como la filial regional de ejecución y el Banco Mundial como la agencia de implementación.
Las negociaciones bilaterales concernientes al Proyecto de Implementación del Plan (PIP) cuentan con el apoyo del USDE y están bajo la dirección de los países y la OEA. Colateralmente y en adición al GEF el proyecto también tiene el apoyo financiero de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), la Vigilancia Geológica Germana (BGR) y el Programa Asociado del Agua de los Países Bajos (BNWPP), por un monto total de 27 240 000 de dólares.
El documento especifica que el dinero aportado para el proyecto servirá para elaborar e implementar en forma conjunta un marco institucional y técnico regulatorio para el manejo y la preservación del Acuífero a la par que reconoce al Guaraní como un recurso estratégico de agua potable en el Cono Sur.
Para los economistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Delgado Ramos y John Saxe-Fernández, lo que trata el Banco Mundial es de moldear las legislaciones nacionales de los países Sudamericanos para que faciliten programas de inversión privada sobre un recurso estratégico por el agua, la potencial fuente para generar energía y por su rica biodiversidad.
Ramos y Saxe-Fernández añaden en su libro Banco Mundial y Desnacionalización Integral de México que el BM entiende por ‘marco regulatorio de manejo’ a todas aquellas medidas que se han de tomar para homogeneizar los lineamientos legales y operativos de acceso a los recursos bajo el argumento de conservación y sustentabibidad.
Una vez consolidada la primera fase, pasa a colocar a actores escogidos en la gestión y usufructo del líquido para reconfigurar el manejo de las cuencas y posteriormente transferir los servicios hídricos hacia el sector privado.
La alarma es mayor cuando se conoce que ya se han hecho concesiones parciales o totales a compañías transnacionales estadounidenses Monsanto Wells y Bechtel Co., las francesas Suez/división ONDEO y Vivendi, las españolas Aguas de Valencia y Unión FENOSA ACEX y la inglesa Thames Water, entre otras.
Sara Grusky, funcionaria de la ONG canadiense Water for All, declaró recientemente que los organismos internacionales como el Banco Mundial buscan crear en la zona del Guaraní una región industrial sin que les importe resguardar la conservación del Acuífero ni los reales intereses de los habitantes, lo cual aumenta los riesgos de la privatización.
Otra alerta fue realizada en un informe de inteligencia de las Fuerzas Armadas Brasileñas cuando señaló que la creciente influencia de Estados Unidos y la presencia militar norteamericana en la Amazonia son riesgos a la seguridad nacional de esa nación.
La llamada zona de la Triple Frontera (Paraguay, Brasil y Argentina) donde se encuentra el Guaraní fue incluido por la administración norteamericana de George W. Bush como una parte del llamado eje del mal, donde sin ningún argumento probado señalan que existen grupos terroristas y donde han reforzado su presencia militar.
El diario inglés The Guardian publicó en febrero de 2004 un informe secreto que le hicieron llegar fuentes fidedignas, donde el consejero del Pentágono Andrew Marshall advertía a Bush sobre los efectos del calentamiento global en el planeta y la falta de agua potable a corto plazo. El texto sugería que Estados Unidos debía prepararse para apoderarse de esos recursos estratégicos en el lugar que se encontraran. Más claro ni el agua del Guaraní.
Cualquiera de los 11 presidentes norteamericanos que han pasado por el BM desde su fundación, ya sean Robert Mc Namara, Lewis Preston, James Wolfessohn, Pal Wolfowitz o el recién nombrado Robert Zoellick, por citar algunos, continuarán trabajando a favor de Estados Unidos para que esta potencia mantenga el control económico y político en el mundo, y los pueblos de América Latina deben estar preparados para contrarrestar sus amañadas acciones.
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