Investigador titular C adscrito al Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores de México (nivel III, CONAHCYT); miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias; rapporteur del Multidisciplinary Expert Scientific Advisory Group del GEO-7 (PNUMA); integrante del Comité del PRONACES Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad del CONAHCYT y parte del Consejo Ejecutivo de la Red Mexicana de Científicos por el Clima.
24.1.07
Sociología política y geoeconomía de la nanotecnología: el caso de Europa.
Gian Carlo Delgado Ramos
Realidad Económica. No. 224. Buenos Aires, Argentina.
16 de noviembre al 31 de diciembre de 2006.
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.
En el número 220 de Realidad Económica, se construía la historia sociopolítica y geoeconómica de la nanotecnología como una respuesta al vacío de ese tipo de reflexiones en la literatura actual. En ese momento se indagó el rol de los principales actores involucrados, los intereses existentes y los vínculos creados, entre otros factores, para el caso de Estados Unidos, el principal actor mundial en la investigación y desarrollo de la nanotecnología. En esta segunda entrega, se analizan tales aspectos para el caso europeo dado que esa región se perfila como la segunda fuerza en investigación y desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología con alrededor de una tercera parte de la investigación mundial. El ejercicio deja ver algunas particularidades del caso que nos ocupa no sólo en el nivel europeo en general, sino también en la dimensión de los principales actores nacionales más potentes: Alemania, Francia y el Reino Unido.
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La Unión Europea (UE) como tal, viene financiando la nanociencia y la nanotecnología desde principios de la década de 1990 bajo la sombrilla de los Framework Programmes (FP) de la Comisión Europea y, cuya principal modalidad de financiamiento se sustenta en proyectos de costo compartido (sobre todo en sectores emergentes) que involucran tanto socios académicos como industriales de por lo menos dos Estados miembros de la Unión.
La política en la materia es concretamente ejecutada, en lo general, desde la Dirección General de Investigación (RTD, por sus siglas en Inglés), y en lo particular, desde la Unidad de Nanociencias y Nanotecnología de la (sub) Dirección en Tecnologías Industriales de la RTD. Se trata de una estructura operativa que ha ido evolucionando y consolidándose con los años pues figuraba de modo disperso en el contexto del FP4 cuando, a saber, se financiaban las primeras actividades en nanotecnología.
Bajo el mando de Edith Cresson (1995-1999), la RTD -entonces Dirección General XII en Ciencia, Investigación y Desarrollo- financió unos 80 proyectos que involucraban actividades en investigación y desarrollo nanotecnológicas por un monto de alrededor de 30 millones de euros (no financiaba puntualmente actividades nanotecnológicas sino algunas que la “involucraban”). En el FP5 (1998/9-2002), ya bajo el cargo de Philippe Busquin como comisario de la RTD, el financiamiento a la nanotecnología siguió disperso aunque sus dimensiones se incrementaron sustancialmente. Según la Comisión , durante ese periodo, el financiamiento anual en nanotecnología ascendió a 45 millones de euros anuales para diversos proyectos de investigación que “caían virtualmente en todos los programas” temáticos, incluyendo el del EURATOM (programa de financiamiento y promoción de la investigación en energía atómica). Otros programas que destacaban eran: el ‘Cell Factory’ que involucraba investigaciones en nanobiotecnología, el ‘Nanotechnology Information Devices’ para el desarrollo de nanoelectrónicos, o el esquema genérico sobre ‘Materiales y sus Tecnologías para la Producción y Transformación’ que aún fomenta el desarrollo de nuevos materiales de aplicación industrial.
A finales del FP5 y de cara a la recién aprobada NNI de EUA (2001), finalmente se puede hablar de una consolidación de la estructura y del grupo de trabajo desde los que se impulsaría formalmente el programa europeo de nanotecnología.
Como se indicó, la nueva Unidad en Nanociencias y Nanotecnología a cargo de Renzo Tomellini, sería colocada como componente de la Dirección de Tecnologías Industriales del RTD (a su vez, al mando de Ezio Andreta); una decisión que no debe pasar desapercibida pues se trata de un factor importante que devela, entre otros aspectos, dos cuestiones de fondo. Por un lado que la nanotecnología no era un asunto que tenía la fortaleza política suficiente hacia dentro de la Comisión como para que tuviera su propia (sub)Dirección (algo que sí sucedía en el caso de la biotecnología por medio de la Dirección E en Biotecnología, Agricultura y Alimentos). Y, por el otro lado, que la nanociencia y nanotecnología serían estimuladas bajo el principio de su industrialización y por tanto del de su comercialización y socialización por medio de instrumentos de mercado. De ahí que Tomellini aclarase al principio de su gestión de la mencionada Unidad que,
…el rol de la Comisión no es el de promover la nanotecnología per se […] nuestra responsabilidad es […] la de mejorar la competitividad industrial…[por ello] cada proyecto seleccionado por la Comisión […] integrará la investigación con todo lo que rodea a la investigación y que permite que una futura tecnología sea desarrollada e introducida al mercado y la sociedad.
Para consultar el texto completo, véase: http://www.iade.org.ar/
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ANEXO
El mapa de abajo muestra algunas de las principales infraestructuras fundamentales en y para el desarrollo de la nanotecnología en Europa que son descritas en el texto.