Investigador titular C adscrito al Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores de México (nivel III, CONAHCYT); miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias; rapporteur del Multidisciplinary Expert Scientific Advisory Group del GEO-7 (PNUMA); integrante del Comité del PRONACES Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad del CONAHCYT y parte del Consejo Ejecutivo de la Red Mexicana de Científicos por el Clima.
9.8.06
Sociología Política y Geoeconomía de la Nanotecnología
El caso de Estados Unidos
Revista Realidad Económica. No. 220. Instituto Argentino para el Desarrollo Económico. Argentina, mayo-junio de 2006.
Gian Carlo Delgado Ramos
En los últimos años se ha venido experimentando una escalada del discurso pro-nanotecnología, de sus promesas y potencialidades. Al mismo tiempo y en contracorriente, algunos actores han precisado de un modo u otro los posibles peligros e implicaciones éticas, sociales y ambientales de la misma. No obstante, parece existir un vacío de aproximaciones sociopolíticas que develen los actores puntuales involucrados en el avance nanotecnológico, sus intereses y vínculos. Es en este sentido que el presente texto pretende ofrecer exclusivamente una breve revisión del contexto sociopolítico y geoeconómico en el que se viene estimulando. El caso estadounidense es uno de los más importantes pues se considera que hoy en día ese país desarrolla cerca de la mitad de la nanotecnología a nivel mundial.
El impulso gubernamental de la nanotecnología en EUA tiene sus antecedentes en la administración de Clinton cuando en noviembre de 1993, por orden presidencial, se estableció el National Sciences and Technology Council (NSTC). Desde ahí se creó en 1998 y al mando de Mihail Roco, el Interagency Working Group on Nanoscience, Engineering and Technology (IWGN) con el objetivo de diseñar una iniciativa nacional de IyD y que, más tarde, se transformó en una figura más formal: un subcomité de la NSTC en Nanoscale Science, Engineering and Technology (NSET).
El trasfondo de la denominada National Nanotechnology Initiative (NNI) aprobada en 2001, se sostuvo fundamentalmente en un estudio realizado de 1996-98 por el World Technology Evaluation Center a petición de la National Science Foundation (NSF) y otras agencias gubernamentales que ahora constituyen la estructura operativa central de tal iniciativa; aún cuando la coordinación entre las agencias gubernamentales participantes esté a cargo del mencionado NSET. Según se informa, entre los expertos en la materia que realizaron el estudio estaban representantes importantes de la gran industria nacional como Donald M. Cox (Exxon Research and Engineering Company); Herb Goronkin (Motorola); y John Mendel (Eastman Kodak). Se sumaba también en esta área Richard Siegel fundador y director de Nanophase Technologies (empresa estadounidense que actualmente figura en el Nasdaq y que tiene acuerdos importantes, por ejemplo, con BASF).
Entre los ‘hallazgos’ del mencionado estudio, Nanostructure Science and Technology, se aseguraba que: “…[la capacidad de] nanoestruturar representa el principio de una nueva era revolucionaria en nuestra habilidad para manipular materiales para el bien de la humanidad (sic).” En ese sentido, en 1997, EUA ya había invertido 116 millones de dólares en IyD específicamente nanotecnológica, mientras que una suma similar era gastada, según estimaciones de Roco, en los programas de IyD de largo plazo de multinacionales como Dow, DuPont, Eastman Kodak, Hewlett-Packard, Hughes Electronics, Lucent, Motorola, Texas Instruments, Xerox, entre otras.
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